lunes, 22 de diciembre de 2014

lunes, 15 de diciembre de 2014

Frío

Deslizándose lentamente por sus venas, como si del más letal veneno se tratase, se encontraba el amor que sentía por ella. Amor tan cálido que se deshacía fácilmente de los gélidos obstáculos cuales icebergs que le presentaba su amado, derritiendo cada centímetro de su ser, haciendo que su corazón volviese a nacer, tan cálido como los días de verano en que se encontraban. Cada beso posado en su piel con la delicadeza que solo poseía –lo que ella era para él– una muñeca de porcelana, con cada beso ella marcaba el rosa pálido de sus labios en la piel que tanto amaba besar de una manera que solo él podría ver, que quedaría como una quemadura sobre su piel y su corazón. Como el calor de sus labios era sentido por cada fibra de su delgado cuerpo. Como cada vez que juntan sus labios se convierten en el más hermoso supernova. Como ella misma y cada letra que escribía le pertenecía a él, y él a ella. Como su mirada solo podría llenarse de ternura al verla. Como su corazón estaría a punto de detenerse al cruzar sus miradas y ver su sonrisa, y como por ese instante era más suya que nunca.
Del interior de la fría bestia que era él, nació la dulzura que ahora le llenaba. Y así, ella dejó de creer en las personas frías.

sábado, 13 de diciembre de 2014

Rompecabezas

Piezas a las que la vida le dio su dispareja forma, delineadas con los dolores pero también las alegrías que le rodeaban. Una de ellas, la fría y misteriosa rubia de sentimientos cálidos, fuerte y débil ante el amor que se infiltró en sus venas y derritió su gélido interior –filoso como cuchillas ante quien intentara acercarse–, y vale más que su lugar en el espacio. Una, la morena irregular e inestable, que a pesar de su pequeño tamaño –por las porciones que había perdido– tenía una voluminosa cajita de secretos en sí misma, que siempre tenía sus puertas abiertas si sabías encontrarle la llave a la cerradura de su alma, como pañuelo de lágrimas. Y otra, la más suave e inigualable, que hasta aterra tenerla en tus manos por miedo a romperla en miles de pedacitos que quizá nadie sabría reparar pero que sin duda era un conjunto de supernovas de alegría a pesar de su profunda tristeza.
Y la última, con su cálida frialdad te llena de cariño a pesar de que la impulsividad se adueñe de cada gota de su sangre y rasgue tu interior como dagas cuando le tocas, pero que llena el espacio que nadie más sabría ocupar como lo hace, que nadie sabría conocer como lo hace.
–Indispensables en el rompecabezas que es mi vida–.
Y al juntarse a mí, la pieza faltante, así nace la perfecta imagen, lugar al que por fin siento que pertenezco y me llena de una serenidad como si de un tranquilo bosque se tratase, en el que no hace falta mantener mi máscara angelical.

jueves, 20 de noviembre de 2014

Títere

De un reloj viejo y ruidoso provenían los únicos sonidos, a la par de los causados por el continuo impacto de mis zapatos con el suelo, que llenaban la habitación, resonando en esas cuatro paredes. Los latidos de mi corazón golpeaban cada vez más fuerte mi pecho, como si éste desease escapar muy lejos de mí y sin culparle, le dejaría.
 El silencio esperaba por mi respuesta pero dudo que sepa lo que es estar aterrada de tus propias palabras.
"Mis propias palabras.." Pensé, y una y otra vez recordaba lo que sucedía cada vez que me permitía emitir palabras.
"Mis palabras.." Pensé de nuevo. Ellas son las extensiones del más cruel titiritero. Mi mente. Al verme desfallecer y con lágrimas de cristal  dibujando pequeños caminos por mis mejillas hasta las ruinas de mi corazón -cual muñeca de trapo- con cada puñalada que le atesto a ti quien tenga el valor de adentrarse en este infierno, y termina perdiéndose a sí mismo en mí.
Sumida cada vez más en mis pensamientos, solo logré perderme a mí misma en ellos al caer dormida en aquel suelo.
[........]
.M encontraba bajo un cielo tan oscuro como los cabellos que adornaban aquel rostro que tanto me gustaba pero que esta vez se encontraba con lágrimas inundando sus ojos. ¿Cómo podría ser?Y justo en aquel momento en que observé sus ojos y a través de ellos el dolor que sofocaba su alma y mis manos como trozos de hielo.
Le había herido.
No, no de nuevo. Susurré un 'te amo' silenciado por la fría ráfaga de viento, que tiene la mala costumbre de asfixiar y arrastrar consigo toda palabra.Y todo se desvaneció nuevamente.Soy meramente un títere, de nuevo.Y la escena se repite una y otra vez, hasta que él se agotó de ser quién recibía todas las puñaladas de la cuchilla de doble filo que era, ella.El aire se enfriaba más a cada paso que daba en dirección contraria al desastre que tanto amaba, con ambos corazones heridos.Estaba segura de que volvería pero.. ¿cómo estarlo?
Me aferré a aquel cuerpo como si buscase fundirme en él, -cosa que en realidad encabezaba mi lista de deseos-. Y le sentí, su calor en mi piel, su corazón tocando mi melodía favorita.. Allí, justo allí lo noté. Sin él no viviría, es mi anestesia que recorre mi cuerpo, mi tranquilidad y mi locura, lo que hace que mis mejillas vivan teñidas en rojo y pasión al igual que mi corazón.
Me rodeó con sus brazos.. Sí, definitivamente lo era todo.
Lo es todo.
Todo.

martes, 28 de octubre de 2014

"Welcome to [...] freakshow"

Atravesó el pórtico y sintió como el ambiente se llenaba de pesadez y cierto grado de malicia que aumentaba cada vez que se adentraba en el lugar, su aspecto desgastado, como si se le hubiese abandonado hace ya una o dos décadas, le causaba un grado de curiosidad tal que tomaba control de su cuerpo y sus movimientos.
Las paredes repletas de pinturas y fotografías con escenas entrecortadas que seguían una secuencia de una forma ¿ordenada y desordenada a la vez?, que sacaban a relucir la locura y dulce agonía de su autor, observaba cada uno de ellos y se deleitaba hasta por el más mínimo detalle que estas presentasen. A lo lejos había una cortina, a medida que el largo pasillo llegaba a su fin, la veía más claramente. Apresuró su paso y al encontrarse con la cortina al alcance de su mano, que en algún tiempo atrás había sido de color blanco como la nieve en las cumbres y tan puro como el dulce semblante de la inocencia, la hizo a un lado para encontrarse con una puerta con la que forcejeó, rogando para sí que cediera, y como por arte de magia en cuestión de un segundo ya se encontraba al otro lado de esta pequeña separación entre ambas zonas. La escena de una gran mesa rectangular con un mantel azul pálido y uno blanco que le cubriera como base para todas las tazas de diferentes tamaños que en ella se encontraban, con sus respectivas sillas de marfil ordenadas perfectamente en cada extremo, delineadas por flores y plantas que se enredaban sutilmente por su contorno. A lo lejos un hombre se encontraba sentado bajo un árbol con un sombrero inclinado que le cubría el rostro, cabellos claros que se desordenaban cada vez más con el compás que marcaba el viento y hacía bailar a su antojo cada uno de los rizos de aquel rojizo cabello. Sintió como varias miradas la analizaban como si de un animal extraño se tratara, una taza se quebró y torpemente ella se giró a observar el desastre pero se encontró con un par de ojos grandes en cuerpos pequeños llenos de sorpresa, ternura y algo de temor. Sus mejillas ardieron como todas su pasiones se revelaran en ellas con la delicadez de los pétalos de una rosa al danzar sobre el frío viento en la oscura mañana.
Uno de los pequeños animales, parecido a un conejo, no paraba de balbucear sobre el tiempo y señaló el interior de la casa, por lo que fue el camino que decidió tomar de vuelta. Pero el interior era distinto, como si en su breve salida alguien hubiese desordenado el rompecabezas que se encontraba a medio armar. Le impresionó el – otro – gran pasillo que la recibió, a cada paso que daba aparecían a lo lejos más y más habitaciones con vidrieras del mismo tamaño de la estatura de la chica, cada una con un personaje distinto que mantener enterrado en la profundidad de sí. El aspecto demacrado y vacío de uno, la dulce inocencia que desprendía otro – lo que le hizo preguntar qué haría alguien como él allí –, la ira que se dibujaba en la mirada de quien le seguía, la melancolía que escapaba por la comisura de aquellos labios, la indiferencia que se apoderaba de su rostro al solo permanecer inmóvil allí.. Y así, de alguna forma, iba recorriendo el lugar que le invitaba a seguir allí como un imán a su alma, hacerle su hogar.
Se encontró con unas largas escaleras que al sentir el mínimo contacto emitían un agudo alarido, de la misma manera que gemía ellas callaban. Al final del extenso conjunto de escaleras aparecía una puerta bastante conservada, delicada y fría como el corazón de las rosas más blancas en el invierno gélido, pero tan oscura como los ojos del más vil de los cuervos. Dejó ir la puerta tras sí y la oscuridad se apoderó de la habitación. Una ligera y débil respiración viajaba por el aire y al chocar con sus oídos era como si el espíritu de sus pecados estuviese a su lado, recordándole cada uno de ellos.
Paseando sus temblorosas manos por las frías paredes de concreto. Descubrió el botón que terminó siendo el que encendió simultáneamente la luz de un par de velas y a su tenue luz presenció a una figura de grandes dientes disparejos, ojos saltones, piel como el terciopelo del negro de la noche teñido con los miedos y pecados de su artista, y la rabia que escondía su rostro como una máscara solo era digna de una traición. Emitió un gruñido cuando ella intentó acercársele. Intentó abandonar la habitación con movimientos frenéticos mientras la desesperación le llenaba el alma, oía risas al otro lado de la puerta, cuando éstas cesaron también lo hizo la fuerza ejercida en contra de ella.
Sintiendo en cada vena de su cuerpo el flujo de la sangre que golpeaba como un huracán a su pálida piel sobre ellas, tomó otro camino en el laberinto que conformaba aquel lugar, había cambiado nuevamente pero esta vez no maldijo para sí aunque no le gustase algo tal como los cambios. Todo estaba en pleno silencio hasta que alcanzó el punto más lejano del gran acertijo en el que se encontraba atrapada, allí – y, sorpresivamente, en total libertad – se hallaban todos aquellos extraños que ahora le conocían mejor que ella misma. Ruido, ruido, ruido y más ruido… Era un caos infernal en aquella habitación, un deseo que le hacía arder sus venas como si en ellas solo hubiese lava le controlaba cual títere, se sorprendió a sí misma cuando se encontró dentro del desastre sin siquiera notarlo. Sentía sed, sed de caos… Sed del caos del autor de tan agridulce ruina. Ganas de arder en su infierno.
Fue así, perdida en un sinfín de pensamientos, que notó el lugar en el que ahora se encontraba.. his own freakshow.

viernes, 12 de septiembre de 2014

Pedazos

Y las lágrimas se resbalan por mis mejillas, al final del día solo me encuentro yo y mi melancolía, mi fiel compañera y enemiga, base de toda la mentira que diseñé y me ocupé de construir con una base tan inestable como un castillo de naipes, una máscara y una coraza en la que encerrarme y cubrir mi frágil y asustado corazón de todas las puñaladas que recibe cada vez que a la luz está. Vulnerable y vivo. Pero ni el más fino actor es capaz de desempeñar su papel por más tiempo del necesario y es allí cuando mi máscara y coraza metálica se desprenden dando paso a lo que realmente soy, las inseguridades que no quiero admitir ante mi propio juicio, los pensamientos que me atormentan danzando en mi mente, las lágrimas que derramo en momentos de agonía, las ruinas de lo que fui.
Así que correré y me esconderé en donde no puedan encontrarme por más que me busquen, un lugar donde solo tenga mi soledad, guardaré cada pequeña pieza de mí en una cajita de cristal que llevaré lejos a un lugar donde no deba preocuparme, pensar o siquiera sentir.

lunes, 18 de agosto de 2014

Principe

Sentí su pesada mirada sobre mí y como una sonrisa se dibujaba en su rostro entre tanta oscuridad. Sonreí cómo sí eso me agradara mientras se quedaba allí sin emitir una palabra por un par de minutos que sentí como horas, hasta que por fin decidió dejar el lugar que ocupaba a mis espaldas para encontrarse directamente con mi rostro inexpresivo aunque por dentro estuviese inundada de un sentimiento que no era meramente terror o meramente ansiedad sino una sofocante mezcla de ambos y algo que no podía identificar pero se paseaba entre cariño y un profundo odio hacia aquel ser. Por más que intentara evitarlo ha logrado ver a través de mí. Maldición.Él estaba allí, pero no podía siquiera dirigirle una tímida mirada. Pero cuando me atreví a ello y buscaba un encuentro con sus melancólicamente vacíos ojos, no había no un pequeño rastro de que estuvo allí. ¿Estaría volviéndome loca? ¿Existirá realmente? Dudo de ello hasta cuando siento sus repulsivas caricias sobre mí, me es imposible pensar sin sentir de nuevo las "caricias" que cortan como cuchillas con las que ha recorrido cada centímetro de mí dejando horribles cicatrices visibles ante mis ojos solamente. De un momento a otro comencé a sentir su presencia y como ésta se aproximaba a mi posición junto con un mareo que casi me hace perder el equilibrio, pero antes de que pudiera sentir el roce de mi piel con la suya de nuevo y la desesperación me invadiera, habían otras caricias sobre mi piel y no.. No cortaban ni siquiera lastimaban, era el segundo en acariciarme pero eran tan apasionadas como el rojo de una rosa pero tan suaves que casi actuaban como la morfina que necesitaban los sentimientos marcados sobre mi piel. Pasó a ser el primero. Eran adictivas, sin duda alguna. Y tan..De golpe me encontré a mí misma en una habitación, la misma que he conocido desde que era una pequeña niña.Nada había ocurrido. Nada, salvo las caricias que apagaron las llamas de mis heridas.Y no dudé más; le amaba.

jueves, 7 de agosto de 2014

Memoria

Y anoche te vi, quizá fue todo un producto de mi mente desesperada por verte aunque fuese solamente a tu sombra, en un sueño delirante te encontré nuevamente. Le devolviste la vida a mis deteriorados recuerdos en los que ni tu rostro parecía poder recordar por más que lo intentara, deseando que por arte de magia o de una deidad divina lo lograra pero he fracasado en el intento durante tantos años que me es difícil creer que pude hacerlo por un par de horas que se sintieron como solo dos segundos, realmente nunca he de tener suficiente de alguien a quien amo tanto como a ti. Y he perdido la cuenta de los días que he estado sin ti pero cada vez crece ese vacío que dejaste cuando partiste, sin siquiera poder decirte un adiós o cuanto te amo o cuan feliz me hacías sentir cuando me traías el café a tu ventana justo como me ha gustado siempre o cuando me llamabas tu muñeca de porcelana y me dejabas estar en tu ventana hasta que el sol cumpliera con su total descenso dejando espacio a la brillante luna iluminar los cielos.. Pareciera como si todos esos momentos se han desvanecido lentamente hasta el fondo del oceáno de recuerdos en el que suelo perderme cada vez que te pienso y no hay una vez en la que no lo haga. Y es que no he encontrado una razón, pero siempre divagas en mis pensamientos junto con eventos realmente buenos como tú lo fuiste desde la primera hasta la última vez que te vi de pequeña. No tengo palabras que decir más que un "Te extraño" que jamás podrá describir todo lo que te he echado de menos y cuanto te ha extrañado mi alma. Supongo que jamás podré dejarte atrás, sabes.. Sueles recordarme l o fragil que poseer la vida, nunca sabes cuando es la última vez que verás a alguien, quizá esta podría ser la última vez que escriba, piense o incluso respire y yo no lo sabría.. Supongo que también es lo bonito de vivir, más no existir, todo es tan fragil e impredecible y hasta cómico, creemos que viviremos para siempre cuando podría acabar en un segundo, dejando a todos los que amamos, nuestros pensamientos, todo atrás y dejando un dolor que es imposible curar cuando tu memoria es como sal en mi herida abierta que anhelo cicatrizar como no tienes una idea.

miércoles, 23 de julio de 2014

Palabras

¿Cuál es el sentido de las palabras? El sentido de aprenderlas, pensarlas, emitirlas.. ¿Lo tiene realmente? No lo ha tenido para mí, quizás funcionen para librar al alma del peso de sus pecados o para simplemente entablar vagas conversaciones y llenar un silencio sofocante pero me es imposible asumir tal perspectiva. Es irónico ¿no? Me atrevo a decir que escribir se ha convertido en mi oxigeno; pero encuentro las palabras perdidas en el viento, junto lo que soy.
Y es que en cierto sentido detesto la existencia de cada palabra, al pensarlo noté lo vacías que son hasta que las llevas a la vida pero, ¿quién se toma realmente el trabajo de dársela?
¿Podría algo tener sentido en nuestra vida? Pero, primero que nada, ¿qué se considera como tener sentido?
A veces parece que somos un vago garabato en un lienzo blanco y vacío conocido como vida, a su vez puede estar lleno de brillantes colores como emociones de las que muy pocos sienten con certeza, pero sin dejar de ser un garabato existimos.. Podría tenerse cada día, mes, minuto planeado pero cada momento imposible de prever hará tales ideas se hagan solo.. Nada.

domingo, 20 de julio de 2014

¿"Deseos"?

Vagando entre mis pensamientos, analizando cada uno, entre los más crueles y los más escondidos hasta los agradables encontré una amarga verdad que golpeó mi corazón haciendo temblar cada parte de mí. Fue como un trago de Whisky, solo Whisky directo a mi alma. ¿Cuál era esta verdad tan dolorosa?

Mis deseos, todos profundos y atados a mí como anclas, son todos basura. ¿Una palabra demasiado fuerte para dirigirme a mis propios deseos? Tal vez, pero ese el término, no son más que un montón de estupideces superficiales que me he inventado. Y es que mis pensamientos solo consisten en eso:
"Debes ser bonita"
"No querrás comer eso, engordarás y dejarás de ser atractiva"
"Viste bien, debes llamar la atención"
Pero ¿por qué? ¿Por qué me preocupo en llamar la atención de personas que probablememte no veré de nuevo, o que, si llego a hacerlo, no las recordaré? ¿Por qué estoy tan obsesionada con encajar en los estandares?
Sí, el mundo consiste en apariencias, lamentablemente no hay duda de ello, pero ¿qué sucede cuando deja de ser algo secundario y pasa a regir totalmente la vida de una persona inestable?
Por supuesto que sé lo que sucede, termina enferma de comparaciones, envidia e inconformismo, cuando éste último debería estar dirigido a mantener mi persistencia en cuanto a cosas que de verdad son importantes, deseos e ideas con más vida que este plan superficial que se apoderó de mí y me carcome desde mis entrañas hasta tal punto que me siento incómoda en mi propia piel.
Y, lo que me preocupa más aún, si lograra alcanzar tales ideales, ¿qué quedaría en mí? ¿Un nuevo vacío? ¿Deseo de algo incluso más enfermizo? Y si lo perdiera luego de tenerlo.. ¿Qué quedaría en mí? .... Un inmenso, amargo y oscuro abismo, donde todos los sueños encuentran su lugar de sepultura.

jueves, 12 de junio de 2014

Frágil ardor

Todo se desplomó. Era inevitable y eso lo sabía. Como la piel al reciente contacto con el fuego, en carne viva quedó mi alma, y en ruinas quedó mi pecho. Cristales rotos cortaban con facilidad mi interior como si de una frágil e indefensa flor se tratase. Pero era más de lo mismo. Porque.. Al fin y al cabo ya no hay más sentimientos nuevos que pueda desear, ni personas que enredar a mi. Diría que extrañaba la neutralidad que llena mi ser, pero – además de ser una locura – sería sentir. 
«Sentir. Sentir. Sentir. SENTIR.» JODER. Odio ese condenado término. Pero más que todo, odio la sensibilidad que consigo trae, ella me embriaga, seduce y ahoga como si fuese el mar y yo una simple alga en su camino. Ella busca asomarse por mi mirada y desangrarse a través de mis ojos, adornando mi pálida cara con sus cristalino dolor hecho lágrimas posándose en mis mejillas. Pero no. – PURA DEBILIDAD. – Dejaría que se desangrara suave y dulcemente por mis brazos pero..
«Pero. Pero. Pero.» Detesto estar llena de "peros". ¿Podría de una vez por todas aclarar qué siento? La tempestad de sentimientos y pensamientos que me atormentan es lo único que hay en mí. Como te detesto, frágil desastre. Porque no soy más que eso. Un desastre. La luna de un planeta destruido. Y más triste aún.. ¿Cómo podría alguien más tener la culpa? Todo es parte de mi. Y soy yo quién debe ocuparse de ello.
El humo del cigarrillo llena y quema mis pulmones, ¿importa? El sabor dulce del vino quema mis entrañas, ¿importa? El frío quema mi piel, ¿importa?
Pero me gusta la manera en que duele.. La agridulce agonía en la que termino estando.
Y termino odiándola por la manera en que drena todo de mi, dejándome como el más frío muerto viviente o como la más frágil alma. Y en el peor de los casos como el más despreciable ser capaz de cualquier cosa por crear y nutrirse con el océano de tristeza y lágrimas de los demás. Honestamente es algo que amo, ver a alguien derramar sus lágrimas por cualquier cosa me llena de tremenda satisfacción, así de vacía me encuentro y..
«Vacío. Vacío. Vacío.» Lo único que exclama mi mente. Cállate, maldición. Ya dejé de sentirme cómoda en mi propia piel. Quisiera desgarrarme, quemarme y destrozarme como si de papel de seda se tratara, hasta que me sienta cómoda en alguna de mis malditas capas. Odio esta pobre versión de mí, este patético residuo de lo que alguna vez fui y pude llegar a ser. Debería dejar que esta se desvanezca hasta volverse parte de los recuerdos que alguien poseerá pero olvidará en pocos meses, volverme parte de la nada que llena el mundo, del todo que lo completa. 



viernes, 2 de mayo de 2014

Cadenas

No sé bien como se supone que deba comenzar pero el cansancio y desesperación me están consumiendo de la misma manera en que el fuego consume al cigarro que sostengo entre mis dedos, los sentimientos – si es que aún puedo sentir algo concreto – que he mencionando anteriormente han tomado control sobre mi, ahogando en un penumbroso mar de lágrimas lo más puro que comenzaba a resurgir en mi hasta el punto en el que no encuentro comodidad en mí misma, es como si estuviese aprisionada en el lugar más caótico que pueda materializarse en la mente de quién lea dichas palabras que empeora en días como estos, días en los que me toma un gran esfuerzo mantener mi serenidad cuando solo quiero dejar que pensamientos, acciones y deseos que se encuentra sepultado dentro de mi interior fluyan y paren de atormentarme cuando este mar de lo reprimido se torne turbio. Pero, por más que lo desee, no sucederá mientras me mantenga cuerda, ¿por qué? Por el simple hecho de que destruiría a las personas que aprecio por lo convencida que estoy al tenerlas a mi merced, terminando así de alejarme – emocional y físicamente – de todo lo que me rodea; lo más curioso del caso es que quizás es justo eso lo que más deseo, desearía poder desprender de mi cada centímetro de mi piel y dejarme libre de tantas cadenas que me anclan, dejar de lastimar a mis seres queridos – y a los no tan queridos, aunque estos realmente no me interesan – como si estuviesen fabricados del cristal más fino cuando estos me dejan entrar en sí mismos. Y, ahora que lo menciono, me entristece pero a la vez me llena de una felicidad inexplicable saber que me cerré y solo pocos han quedado dentro de mi, ya ha dejado de doler el abandono de quienes me rodean lo que, por otra parte, me aterra totalmente.. ¿Qué pasaría si llegara a perderlo todo solo por un capricho de mi ser? 
Otra situación que es aún más aterradora para mi es el hecho de que hay una persona especialmente a la que estoy totalmente prendada y encadenada pero.. ¿Qué pasaría si dicha persona – ya sea por mis grandísimas estupideces o las razones que puede llegar a tener – dejara de querer serlo todo para mi? Quedaría totalmente destrozada.. ¿Cómo sobrevivir a eso? Y sé que la dependencia en una persona, un ser cambiante e impredecible, no es buena totalmente pero vamos.. Es inevitable no sentirla, se necesita de alguien para completarnos y viviendo en la oscura soledad es "imposible" encontrarle.. ¿Qué hay de haberle encontrado en ella? Y, aunque ya haya salido de la misma, no le dejaré ahí. No quiero perderle, aunque para eso necesite sepultarme a mi misma bajo todo mi infierno lo haré.

miércoles, 23 de abril de 2014

¿Lo siento?

Suelo, o solía, tener cierto sentimiento de querer compartir con alguien todo lo que en mis manos estuviera ya fuese para ayudarle, por mero descuido o por razones incluso más irrelevantes que las mencionadas, anhelaba encontrar a alguien que en el fondo se pareciese a mí y entre tantas hubo una persona que lo supo desde el inicio pero con tal irresponsabilidad de mi parte solo logré la creación de una – horrible –  versión artificial de mi, enterrando en lo más profundo de aquel ser lo que alguna vez fue; esa pequeña pero totalmente hermosa chispa de felicidad que alguna vez habitó en aquel cuerpo como su alma parecía haberse perdido en lo más profundo de su ser. Le conocí y creí que era una persona maravillosa, no me equivoqué con dicha suposición pero al abrirme fui, digamos, succionado todo lo hermoso que en ella habitaba, usándola de manera descarada pero no intencional – o, dejando de engañarme, quizá alguna parte de mi alma lo deseaba, de otra forma no hubiese ocurrido de esta forma –.
Noté como el brillo de sus ojos se apagaba, de la misma manera que una vela se consume, y la tenue luz que en ella restaba solo había un océano de tristeza. Noté como cada vez gustaba de cosas que lo único que hacían era hundirle de la misma forma en que me hundieron a mi tiempo atrás, y de otras que no tanto. Noté como cambiaba su envidiable entusiasmo por una “máscara” parecida a la mía, que a su vez es cada día más vacía y melancólica. Oh, pobre inocente niña moldeable como la arcilla, incluso ha quedado casi tan vacía como una preciosa muñeca y por ello hay que admitir que no es del todo culpa de mi poderoso veneno (vaya manera de hacerme sentir bien a mi misma) sino también de sus ganas de ser aceptada por mí, ha hecho todo lo posible por agradarme, gustarme cuando su persona original – que fue la razón inicial por la que decidí conocerle más a fondo – la hacía la chica más maravillosa que había conocido jamás. Sus ganas de conocerme totalmente como si fuese su libro favorito parecían insaciables y si, en efecto lo eran, lo sorprendente es que no ha notado la manera en que esto le ha “destruido” y sigue manteniendo aquellas ganas como algo insaciable sin siquiera notarlo. Y he de confesar que al principio me agradaba sobremanera esta situación, encontrar a alguien como yo parecía utópico y fue luego de un tiempo cuando sus obsesiones, cada vez más parecidas a las mías, comenzaron a aterrarme hasta el punto de desear desaparecer de su vida, pero su principal obsesión era yo, la razón por la que dejó que todo esto sucediese, dejó que le avenenara, le destruyera y dejara en ruinas lo que alguna vez fue algo hermoso.
Intentaría disculparme pero no lo ha notado, y si las disculpas arreglaran las cosas no existirían las leyes. No sé si sentir culpabilidad o alivio; al fin y al cabo ninguna de las dos opciones vale la pena.

sábado, 19 de abril de 2014

Mi sol, mi luna, mi.. todo

Felicidad.. Que palabra más trillada, pero a pesar de todo sigue siendo una hermosa idea que contemplar cuando se encuentra vagando por los rincones de la mente. Puede que no tenga ni la más remota idea de cómo se siente a plenitud dicho sentimiento, pero.. ¿Qué es exactamente esa – tan rebuscada – felicidad? No es más que el sentimiento que llega al cuerpo intensamente de la misma manera en que las nubes pesadas y melancólicas colisionan haciendo estremecer los cielos llenándolos de aquella brillante luz cuando encuentras se visita una librería y se logra visualizar ese tan deseado libro perfectamente alineado en uno de esos viejos estantes con libros arrastrados por el viento del olvido, cuando se está en camino a algún destino en específico y algún señor pronuncia el nombre de la canción que sirve como anestesia para todo lo que en ese momento se encuentre en dicha mente, cuando se escribe algo que deja tan orgulloso y satisfecho hasta a su autor, cuando se ve su película favorita por enésima vez hasta incluso completar los diálogos, cuando se siente el frío e invernal viento chocar contra tu rostro o hasta cuando un simple gatito se acerca a ronronear en sus alrededores. Todos esos hechos que son capaces de llenarme de felicidad, o lo más cercano a ella, son inexplicablemente preciosos.

Pero hay específicamente uno que es capaz de vencer todas y cada una de las barreras que yo misma quiera imponer para detener su paso. La felicidad es ver aparecer en aquel cansado rostro una encantadora sonrisa, es juntar mi cuerpo al suyo entregándole hasta mi alma en aquel roce y a su vez sentir cómo la toma de la misma manera en que la tierra bajo mis pies succiona las gotas que el cielo llora, es sentir, escuchar y apreciar la manera en que su corazón late tan débil pero a la vez cómo el más fuerte que podría existir, es sentir el roce de mis uñas con su piel intentado formar largas marcadas color carmesí a lo largo de sus brazos, es ver la manera en que sus venas sobresalen de su piel de tal manera que podrías seguirlas cómo si fuese el mapa que mejor se ha diseñado, es sentir sus manos frías cómo una roca sobre mi cálido cuerpo deseando que estas acaricien cada centímetro de mi ser, es ver cada pequeño movimiento que haga que luce perfecto por más insignificante que este sea, es sentir la manera en que su pesada mirada se posa sobre mi admirándome, quemándome, haciéndome morir un poco más cada segundo cómo las veces en que pronuncia mi nombre, es escuchar su voz tornarse en música para mis oídos, es sentir sus suaves y dulces labios sobre los míos, totalmente rotos, ejerciendo en mi el mismo efecto que un buen té caliente al final de un ajetreado día, y es hasta sentir su casi imperceptible respiración y solo su – pesada – presencia misma a mi lado que funciona como un analgésico hecho a la perfección para mi, solo para mi.

Me sorprende la manera en que somos tan diferentes pero a la vez tan iguales, pero sobre todo la manera en que – incondicionalmente – actuamos como sedantes uno sobre el otro, cómo estabilizadores en cada aspecto posible, la manera en que sabemos cuando el otro no se encuentra bien con solo observar su manera de expresarse, como sabemos exactamente qué hacer para llenar el vacío ajeno a cada uno, como sabemos verter agua salada en sus heridas y él en las mías para luego cuidarlas hasta que sanen, como nos soportamos cuando ninguno de los dos logra si quiera soportar su propio infierno interior. Me cuesta creer que todo esto tan real cómo mi necesidad de un cigarrillo y una copa de vino sobre aquel tejado donde solía soportar aquellas ventiscas en las noches de invierno.

Él es mis pequeños momentos de felicidad recopilados en un saco de huesos con aspecto de drogo. Él me ha traído a este agridulce infierno del que no deseo partir, deseo que me consuma hasta que ya no quede nada y mi corazón deje de rogar por más. Él tiene un pequeño hogar en mi mente, adueñándose así del resto de la misma pero eso no basta, se adueñó de mi mente, de mi cuerpo y sobre todo de mi alma, ahora soy suya para siempre. 

martes, 15 de abril de 2014

Confusión

Agonía es la única palabra capaz de describirle junto a las largas noches tormentosas en las que me acompañaba, justo a la medianoche un inclemente terror invadía mi ser al sentir su mirada sobre mi, hasta podía sentir como poco a poco se dibujaba una macabra sonrisa llena de pesadez al igual que su mirada, que transmitía directamente su frialdad a mi como un choque eléctrico haciendo congelar todas mis emociones y dejándome cada vez más débil, drenando toda vitalidad que habita en mi, cada vez más asemejándome a una muñeca. Me tenía a su merced y lo sabía, ambos lo sabíamos, pero lo que yo no imaginaba que pretendía con esto, tenía teorías pero eran solo eso, solo teorías pero todas se esfumaron en el segundo en que decidí aferrarme ciegamente al miedo, justo en ese segundo lo perdí todo. 

Creí que se detendría pero vaya que me equivocaba, ahora sé cuanto disfruta el verme sufrir tan auténtica agonía. Invadida por el cansancio ya había perdido toda mi lucidez mental, muy cerca de entregarme a él, lo sentí acercarse para colocar una de sus manos en mi pálido y desnudo hombro haciendo una breve.. ¿caricia? Ese acto me dejó totalmente desconcertada como ver algo tan imposible como una tormenta en plena época veraniega, pero haciéndome sentir nuevamente como una niña, tan pequeña e indefensa a merced de cualquiera que se lo propusiese, tal comparación me hace recordar que no había cambiado demasiado desde aquella agridulce época como lo fue mi niñez a aquel día, pero eso él ya lo sabía muy bien. Tenía tantas dudas vagando por mi mente que no podía articular siquiera un sonido,  cerré los ojos con fuerza, lo menos que quería en ese momento era ver aquel rostro, que ahora desearía haber visto.

Mi corazón latía con fuerza mientras sentía su "caricia" descendiendo desde mi hombro hasta muñeca que tomó con fuerza para darme un giro y quedar justo frente a él, no me atreví a mirarle. Me estremecí al sentir sus frías manos en mi cintura y un pequeño beso en una de mis manos, cuando no creí poder estar más confundida aquel hombre comenzó a movernos alrededor de esa cálida – pero a su vez llena de miedo y tristeza – habitación, aún sin poder articular una palabra traté de seguir sus pasos que eran lo suficientemente lentos para poder tranquilizarme y al menos decir una palabra pero noté algo en mi boca que no me permitía siquiera moverla un poco, llevé mis dedos a mis labios y sentí una pequeña hebra que entrelazaba mis labios – como a una muñeca de trapo – de una manera tan delicada que era casi precioso hasta que el significado de esto me golpeó haciéndome volver a lo que sucedía e invadida por el terror intenté alejarme de ese hombre. De un momento a otro todo se volvió oscuro, mi esfuerzo fue en vano. 

Al momento en el que desperté pensé que había sido un mal sueño, a los pocos segundos descarté la idea al tocar mis labios y sentir aquella hebra. Extrañamente ya no sentía miedo sino más bien una ansiedad inexplicable, solo quería acabar rápidamente con lo que fuese eso, así que finalmente le miré a los ojos y como si de su libro favorito se tratase entendió a la perfección esa mirada con la que pedía que cumpliese mi deseo pero solo escuché su risa y luego una negación alegando que le pertenecía, que no quería compartirme con nadie más. ¿Es una locura que haya encontrado eso como un gesto adorable? Pero también como una decisión bastante extremista.

Se dirigió a acariciar mi espalda descendiendo poco a poco hasta el corsé que llevaba puesto, lo retiró junto a las otras prendas que tenía por lo que el miedo volvió a llenar mi frágil cuerpo, pero se limitó a observar, extasiado, mi cuerpo por un par de minutos hasta que decidió  colocarme un bonito vestido negro de encaje con mangas largas, parecido a los que suelen usar las muñecas de porcelana. Poco después dejó la habitación y cuando volvió traía consigo un líquido en una bolsita donde se encuentran los medicamentos suministrados por vía intravenosa junto a una pequeña aguja, ya podía imaginar que sucedería..

Y no me equivocaba. Se acercó, tomó mi brazo poniéndome una banda para evitar el paso total de la sangre y resaltar la vena que pretendía usar como base para la expansión de aquel "medicamento", así lo hizo. Pero cuando estaba por suministrarme lo que me llevaría al final de aquel tormento, el hombre comenzó a toser y detuvo el proceso solo para caer bruscamente al suelo, su nariz comenzó a sangrar por lo que una mezcla de confusión y desesperación se adueñó de mi ser.

La espera anterior no era nada comparada con esta, día tras día aquella tortuosa espera hasta que abrí los ojos y me encontraba nuevamente en donde estaba antes de que todo esto ocurriese, aquel bonito balcón.

jueves, 3 de abril de 2014

Delator

Era poco más de la medianoche cuando un ruido casi imperceptible hizo que me incorporara nuevamente sobre las sábanas, exaltada miré a mi alrededor.. ¿Estaba realmente ahí? ¿O era solo una ilusión de mi delirante mente que vagaba entre los límites de la realidad y lo que estuviese fuera de ella? Su fría mirada se posaba con pesadez sobre mi, tanto que podía sentir cuán pesada era, fría como las primeras gotas de lluvia que las nubes sangraban en una mañana de invierno o lo que ocurriese en este lugar. Por supuesto que estaba allí, podía escucharle respirar e incluso el latido de su corazón que cada vez se hacía más fuerte, tan fuerte que podía jurar que estaba a mi lado, me giré y – como supuse – no había rastros de alguna presencia en la habitación. La tenue luz que se hacía paso entre las finas cortinas de la habitación no ayudaba a calmar mis temores y a mi mente que creaba teorías más descabelladas cada vez. Decidí permanecer en la posición inicial hasta percibir otro ruido o lograr conocer la identidad de quien tanto me atormentaba aunque, por supuesto, este no se había percatado de que lo había notado desde hace ocho noches atrás. 

Una hora y un poco más habían transcurrido desde aquel sonido inicial pero no me había atrevido a volver mi cabeza a la almohada e intentar conciliar el sueño, sabía con certeza que estaba allí pero ¿cuál era su objetivo? Justo en ese momento vi como una suave luz iluminaba una esquina de la habitación y pude ver su escalofriante sombra, pero en menos tiempo del que creí posible ya se encontraba a mi lado, analizándome como en las noches anteriores. La fuerte luz que provenía de su lámpara me hacía sentir como si mis brillantes y sensibles ojos celestes estuviesen ardiendo en el mismísimo infierno, sin embargo, ya sabía su identidad. Ahora observaba a aquel joven de la casa de una manera que no pensé jamás, la duda sobre su objetivo me consumía y en ese momento lo sentí, sentí como daba fin a la agonía que tuve por vida. Los latidos de mi corazón habían cesado y solo quedaba el abrumador silencio de la noche. La noche no acabó allí, no iba a dejar que acabara allí. Mi cuerpo sin vida se encontraba envuelto en unas sábanas y escondido en alguna zanja cerrada con algunas tablas de madera, aunque me encontraba sin vida y en pedazos sabía que había algo que podía hacer para atormentar a aquella alma de la misma manera que lo había hecho con la mía por ocho noches consecutivas. 

Esperé, esperé y esperé hasta que pude notar que el joven recibía la visita de unos amables policías que investigaban mi desaparición, a medida de que la conversación avanzaba me encargaba de que aquel chico escuchase el eco de los latidos de mi corazón que cada vez era más fuerte. Empezó a perder su color y a notarse más nervioso, sus manos le temblaban y podía sentir la desconfianza que tenía de aquello hombres, sorprendentemente la conversación duró un tiempo más hasta que el joven – quien ya había perdido toda cordura a causa de la culpa y el eco de mis latidos – se levantó bruscamente y mientras demandaba que dejaran de acusarle corrió hasta las tablas de madera que cubrían mi zanja, destrozándolas y tomando en su manos mi corazón delator aceptó su culpabilidad.

viernes, 21 de marzo de 2014

Vendetta

Estuve horas en el camino con mis cigarrillos cómo mi única compañía, además del reproductor de música que se encargaba de llenar ese tan abrumador silencio, que decidí encender para intentar llenar tal silencio pero no cumplió con su objetivo, me sentía distante a tal punto que – para mi – el silencio permanecía y empeoraba cada vez más hasta que nuevamente un tempestad de recuerdos se desencadenó en mi cabeza, llenándome cada vez más de rabia y haciéndome desear que el camino estuviese por acabar para cumplir mi más deseada fantasía. 

Una sonrisa se dibujó en mi rostro mientras encendía el cigarrillo que mantenía entre mis labios y me disponía a bajar del auto. Admiré la casa por un par de minutos, al entrar me encontré con un gran pasillo que me guiaba hasta unas largas y relucientes escaleras que a su vez me llevaban a un segundo piso incluso más bonito que el anterior. Caminé por un par de minutos observando cada detalle hasta que logré divisar a mi víctima en su habitación, sola – como sabía que estaría –. No pude evitar soltar una pequeña risita cuando vino a mi mente el hecho de que no se imagina que ese sería su último día, se alarmó al escuchar dicho sonido y se dirigió al pasillo pasando justo por el lugar en el que yo me encontraba escondida. Ahora me encontraba a varios metros de ella, quién estaba a segundos de comenzar a descender aquellas escaleras, por lo que lenta y silenciosamente decidí caminar en su dirección. 

Al estar detrás, rodeé su boca con mi mano para evitar que gritara y proseguí a mostrarle mi cuchillo mientras ella transformaba su linda cara en la expresión más pura de terror, lo cual me hizo embozar una sonrisa. Hundí mi instrumento en su espalda destruyendo todo a su paso, dejándole sentir toda la ira que tenía dentro; luego de varias puñaladas le empuje, haciendo que la chica impactara con cada escalón hasta llegar al suelo. 

En un intentado desesperado por vivir, tomó la decisión de gastar las pocas energías que le quedaban en arrastrarse, algo totalmente inútil ya que al moverse centímetros del lugar en el que impactó ya me encontraba a su lado. La tomé por el cabello y la arrastré cual bolsa de desperdicios hasta llegar al baño en donde la dejé caer y chocar bruscamente con el suelo que una vez fue blanco pero ahora está pintado de un precioso rojo carmesí, formando casi una obra de arte. Me sitúe detrás de ella, poniéndome en cuclillas  para nuevamente tomarla por su cabello y levantarla hasta estar a la misma altura.

"¿Me recuerdas?" le susurré mientras acercaba mi cuchillo a su garganta y lo deslizaba de una manera tan suave y superficial que podría compararse con una caricia. No quería que me dejara todavía. "Por supuesto que lo haces." 

Solté su cabello y vi cómo ésta caía en el suelo, estaba tan débil que casi podría decirse que era parte del frío suelo en el que yacía. Me dirigí a llenar la blanca, delicada pero fuerte tina que allí se encontraba, solo escuchaba el choque del agua con la misma y los sollozos de la linda chica. No tardó en llenar por lo que rápidamente le arrastré hasta su interior, colorando cada gota con su sangre; para mi suerte, cerca de nuestra posición se encontraba conectada una plancha de vapor. La tomé y dejé caer en la tina, la chica no tardó en comenzar a tener fuertes espasmos que no duraron mucho pero que miré en un estado de total éxtasis. 

Me levanté y observé por última vez la – perfecta – escena que había creado. El baño que alguna vez fue blanco ahora se encontraba bañado en aquel rojo que resaltaba y lo hacía ver cómo algo hermoso. El cuerpo de aquella chica que ahora estaba destrozado y sin vida en aquella tina. 

Caminé por el pasillo que una vez recorrí con tanta ansiedad y rabia pero que ahora recorro con una tranquilidad inexplicable mientras tomo mi cuchillo del suelo y enciendo otro de mis cigarrillos para finalmente salir con una sonrisa en mi rostro. 

((Podría considerarse una segunda parte de Sorpresa.))

miércoles, 19 de marzo de 2014

Belleza Simple

Cuando me detuve a pensar en lo frágil que es la vida y cómo, de un segundo a otro, pasas de tenerlo todo a no tener nada, algo cambió en mi manera de ver algunas cosas. Hasta lo más simple tiene una belleza que no todos se detienen a ver y, más que todo, a apreciar.  

Ver cómo las hojas caen en un vaivén de los árboles hasta chocar con el frío suelo, sentir cómo el viento acaricia mi piel de la manera más suave y hasta el simple hecho de ver cómo la lluvia – tan llena de vida – baña cada flor que esté a su alcance y al terminar el recorrido se funde lentamente en la tierra es algo que me deleita cada vez más, me recuerda que hasta el más mínimo detalle que vemos pero ignoramos puede tornarse en algo con una belleza indescriptible. 

Incluso algunas cosas que suelen considerarse negativas tienen cierta belleza que me embriaga totalmente, cómo la lluvia, mi cosa favorita. Ella, viéndola desde un punto bastante fantasioso, viene cargada con tantas emociones. Verla caer y chocar es cómo presenciar la creación de un mar de melancolía que ha de ser sentido por quién la mire, mientras que sentirla deslizarse por cada centímetro de mi cuerpo es resucitar un puñado de emociones en mis entrañas haciéndome sentir una felicidad que hace bailar a mi corazón, una paz tan grande que me hace creer que nada importa y, sobre todo, una preciosa pero inexplicable libertad.

Tal y cómo ocurre con las cosas que he descrito anteriormente, ocurre con las personas. No hay más que agregarle a esto.

lunes, 17 de marzo de 2014

Angelical máscara

En una manera bastante peculiar me satisface haberme percatado de esa idea, o más bien, ese hecho. Mientras que de otra, me hunde en una melancolía cada vez más fría y solitaria como el invierno mismo. No imaginé que fuese tan difícil vivir siendo un demonio disfrazado de ángel, ¿debería alejarme? ¿O debería hacer lo que he hecho con cada persona que se ha encontrado con esta tóxica alma? Cuando me pregunto nuevamente a qué me refiero con lo anterior no puedo evitar sentir el surgimiento de miles de recuerdos que son como las más fuertes y finas dagas clavándose en mis entrañas, tal y cómo he hecho sentir a cualquier persona que se ha arriesgado a conocerme; fui hecha para consumir y destruir a todo aquel que sea lo suficientemente valiente para quererme – o al menos eso parece –. Es como si cada vez que me alguien demuestra su afecto, yo solo decidiera jugar a los dardos con él para luego encenderle, creando así su infierno en tierra.

Lo más desgarrador del caso es, por un lado, que en cierta forma "disfruto" ver cómo el fuego les consume lentamente hasta que solo queden cenizas. Mientras que por otro lado, la "diversión" acaba en el momento en el que me percato del monstruo que se oculta debajo de esta, si se quiere, angelical piel, y me desmorono. 

Me es imposible dejar de pensar en la posibilidad de lastimar a la única persona que no he lastimado, realmente no quiero hacerlo pero.. Cada vez más impotencia llena mi mente y mi alma; solo espero el momento en el que me desmorone y decida quedarme en cenizas.

domingo, 16 de marzo de 2014

Amor; la manera más difícil

Si tan solo pudieras saber cuántas veces aparece en mi mente el pensamiento de ti y tus pequeños detalles que me hacen quererte cada vez más; la manera en la que tus ojos se ven vacíos, la manera en la que tu piel es fría como la soledad que me abraza en las noches de tu ausencia, la manera en la que en tus brazos se hacen notar las vías de tu sangre, la manera en la que sonríes viéndote tan vivo, la manera en la que haces que mi corazón lata hasta querer escapar de las ataduras de mi cuerpo con solo sentir la pesadez de tu mirada sobre mi, la manera en la que tu voz hace estremecer a mi corazón, la manera en la que sabes cómo hacerme sentir un supernova en mi interior sin siquiera estar cerca, y hasta cómo luces cuando has tenido pocas horas de descanso o ninguna en sí. 

Desearía que pudieras ver que te amo hasta el punto en el que empieza a doler de una forma tan satisfactoria que me hace cada día más adicta a ese "veneno."

Puede que sientas algo así como también puede que no sea ni un cuarto de esto, pero ¿qué más da? Al final siempre tendrás el poder de destrozarme y mi mayor placer tormentoso es que definitivamente voy a dejarte hacerlo.

sábado, 15 de marzo de 2014

Agridulce Infierno

¿Nunca has querido a alguien tanto que a cierto punto comienza a consumirte? ¿Hasta el punto en que cada pequeña parte de ti le ha pertenecer y te hace sentir el más frágil – muerto en vida pero – existente? Ahí es cuando el cariño se torna en obsesión y es arma de doble filo, te destruye pero cómo lo amas. Sentimientos que están a océanos de tiempo de la monotonía; ¡Que cosa tan hermosa! Pero oh, tan doloroso, sentir que te consume cómo el fuego de tu encendedor al cigarrillo que sostienes entre tus labios. 

Cuando finalmente termina de consumirte y solo quedan cenizas, te das cuenta que todo lo que tocas se convierte en añicos; comienza el suicido de tus sentimientos para quedar como lo que siempre has sido, solo un ser muerto en vida. Tan vacío que querer a alguien nuevamente parece algo utópico. ¿Vale realmente la pena arriesgar toda tu cordura por algo incierto? 

Pero, ¿Qué es amar? Existen muchas respuestas para esa simple pero amplia pregunta cuando no es más que darle a una persona el poder para destruirte rogando que éste no lo haga. ¿Algo hermoso? Tal vez, pero vamos, engañarse de tan descarada manera es un suicidio; querer a alguien de tal manera – sea correspondido o no – es una perdición, solo es cuestión de encontrar a la persona por la que darías hasta tu último aliento sin que quedara en vano. 
[Cómo la persona a la que he encontrado.]

viernes, 24 de enero de 2014

Sorpresa

Esta mañana me he levantado con un pensamiento que he tenido durante mucho tiempo, pero hoy es diferente… Esta vez el deseo de convertirlo en un hecho es más grande. Trato de pasar de ello, volviéndolo lo que siempre ha sido; un deseo, pero me es imposible.

Me encuentro en una habitación desconocida para mí pero que logró examinar detalladamente en poco tiempo, me levanto y me dirijo al clóset, tiene un candado bastante oxidado por lo que es fácil llevarle al punto de quiebre, lo abro lentamente y del interior de dicho clóset ha caído un gran cuerpo; pálido y sin vida, he soltado un pequeño alarido para luego acercarme a examinarle. Es una mujer con una belleza deslumbrante, me he dado cuenta de que ha muerto hace poco por el color de sus labios, que aún tienen color; tenía la intención de revisarle hasta encontrar su causa de muerte pero sentí una firme presencia moviéndose con tranquilidad hasta llegar a mi lado, volteo a observarle y noto que es un hombre de.. ¿20 años? Quizá, no lo sé con certeza.

“Veo que has encontrado a mi adorada Elizabeth.. ¿No es preciosa?” Dice, a lo que yo reacciono rápidamente levantándome del suelo y alejándome del cadáver de la chica para acercarme a este desconocido, a quien con certeza sé que he visto antes.

“¿Quién eres? ¿Por qué le has hecho esto?” La verdad, no me sorprende, mera curiosidad.

“¿Eso importa? No, claro que no. Ahora, vamos a lo importante, me presentaré, no te diré mi nombre pero puedes llamarme Charles.” Dice con una sonrisa satisfactoria en su rostro.

“Supongo que ya has de saber mi nombre ¿no, “Charles”?” He sentido rabia de una forma indescriptible al ver a ese hombre llenarse de vida en ese momento..

Solo le oigo reír. Maldita sea, sabe mi nombre. Pero no siento miedo, hace mucho tiempo que no siento algo. Veo a Charles salir pero no me preocupo en preguntarle a donde va. Decido seguir examinando la habitación y en un cajón encuentro una cuchilla que luego guardo en el bolsillo de mi floreado vestido. Justo en el momento en que tomo esa cuchilla entre mis manos sentí el pensamiento volverse más fuerte, cuando oigo al hombre volver embozo una sonrisa. He dejado que se acerque lo suficiente como para poder lastimarle pero a la vez dejándome vulnerable ante sus propósitos, ha juntado sus labios con los míos y han colisionado en un beso que se torna cada vez más apasionado; justo en ese momento saqué la cuchilla de mi bolsillo y en cuestión de segundos el hombre se hallaba con una herida lo suficientemente profunda como para morir en pocos minutos, cuestionando mis acciones a mis pies. Nunca olvidaré la petición de misericordia que hacía a través de su mirada; el miedo en sus ojos antes de dar su último respiro.

Admiro la “hermosa” escena que ha quedado dibujada por la sangre derramada del hombre al arrastrarse desesperadamente por la habitación. He salido luego de tomar un paquete de cigarrillos que he encontrado en su bolsillo y las llaves de su auto, quizá sea mi día de suerte. Ahora, me dirijo a por mi principal víctima; en la que siempre he pensado. Finalmente he llegado al lugar donde se encuentra Richard, una oleada de recuerdos golpea mi mente; llenándome de rabia, dolor y resentimiento cada vez más. Algo metálico capta mi atención, un hacha... Justamente lo que necesitaba.

Bajo del auto con el hacha tras mi cuerpo, ha dejado la puerta abierta.. Vaya idiota. Entro silenciosamente al establecimiento y subo las escaleras lentamente, me dirijo a su habitación pero solo encuentro a una chica. Estaba a punto de irme y posponer mi propósito pero recordé algo crucial, y así sonriendo satisfactoriamente me dirijo a la chica que se encuentra en un estado de sueño profundo, me siento a su lado y luego bruscamente presiono mi mano contra su boca negando con la cabeza. El terror en sus ojos me trajo al fin un sentimiento; diferente a Charles, ella está aterrorizada por lo que sonrío satisfactoriamente.

“¿Sabes quién soy? Imagino que no, así que no hace falta que respondas. Pronto sabrás a qué vine, podría explicarte pero puedes fácilmente deducirlo ¿no crees?” Le ato las manos a la espalda para evitar un enfrentamiento muy brusco. Luego me dispongo a cerrar la puerta con el pasador, y recojo el hacha que se encontraba reposando sobre un bonito escritorio. Enciendo un cigarrillo mientras le observo. “Debería saber tu nombre antes de proceder.”

“¡¿Quién eres?! ¡¿Por qué haces esto?!” Dice la chica entre sollozos.

“Oh, vamos, ¿Gastarás tus últimos momentos en esas preguntas que serán irrelevantes al final de todo?” Apago mi cigarrillo. “Vale, esto ya me ha aburrido” Me levanto y camino en dirección a la chica con el hacha en mi mano derecha. Lo elevo en el aire mientras admiro su cara llena de terror y desesperación, lo dirijo a su cuerpo y sin darme cuenta ya estoy sintiendo todo su interior destrozarse; su alarido quedará almacenado en mi mente, totalmente desgarrador. Extraigo violentamente el objeto de su pecho y repito la acción un par de veces más, hasta que noto que la chica está muriendo lentamente y decido acabarle. Dirijo mi hacha hacia su cuello y veo cada parte de ella desprenderse y caer sobre las sábanas que una vez fueron blancas, ahora teñidas del rojo de su sangre.


Lavo mis manos, limpio los restos de la chica que se encuentran en mi arma con un trozo de las sábanas, tomo mis cigarrillos y, de nuevo, con una sonrisa satisfactoria y, si se quiere, enferma abandono la escena.

martes, 21 de enero de 2014

Siempre vacío

¿A qué punto se convierte el deseo en una obsesión irremediable? 
La búsqueda de lo que siempre has deseado solo te ha llevado al punto sin -aparente- retorno en el que no has de sentir más que un insaciable vacío; el sinsentido vivir ha llenado tus pensamientos; eres solo un frío cuerpo que ya no es habitado por una "flama" que le haga recobrar lo que ha perdido.

Pero es a ese punto en el que -lamentablemente- te has de dar cuenta de los pequeños detalles de cada momento, que para muchos son espacios insignificantes en su tiempo; quizá no los consideres como algo insignificante pero ahora para ti ya es demasiado tarde y no has de sentir más que vacío, que poco a poco te va consumiendo como las llamas del encendedor consumen al cigarro que sostienes en tu mano.