La luz de la luna llena buscaba la manera de colarse entre las cortinas blancas para iluminar la habitación, las sábanas del mismo color me rodeaban y adornaban mi cuerpo que solo se cubría por pequeñas prendas confeccionadas en suave encaje color negro, resaltando mi pálida piel, y sobre ello una bata de tela sedosa en tonos pálidos. Aquella cama en que solía recostarme poseía unas cortinas transparentes que cubrían parcialmente ambos lados de la cama. Una suave venda de satín cubría mis ojos, sin dejar ni una sombra a la vista, y solo podía esperar el momento de su llegada. Todo se hallaba en absoluto silencio exceptuando el sonido de las agujas del reloj pasando en aquel reloj. Me encontraba algo nerviosa, ese tipo de nervios que sabes que luego se convertirán en algo más placentero. Sonaba algo de música instrumental clásica, bastante armoniosa y que me calmaba, siempre amé sentir las ondas de la música vibrar en mí.
Hasta que escuché la cerradura de la puerta abrirse suavemente, permanecí quieta por unos instantes y luego decidí sentarme en el borde inferior de la cama. Sentí su cálido cuerpo posarse a mi lado, besó mi frente y tomó mi mano indicándome que me levantara. Me dio una delicada vuelta quedando detrás de mí, deslizó la manga sobre mi piel casi tan suave como la tela con que estaba hecha hasta dejarla caer en el suelo dejándome solo en ropa interior mientras besaba mi cuello y hombro delicadamente. Mi respiración ya comenzaba a entrecortarse y mi corazón esquivaba latidos, me dio la vuelta y estando frente a él me besó trazando el viaje de sus labios desde los míos pasándose por mi vientre hasta terminar en mis muslos. Se detuvo cuando tomé su cabello. Se reincorporó y con un leve empujón terminé recostada sobre aquellas telas blancas nuevamente teniéndolo sobre mí. Deslizaba sus manos poder todo mi cuerpo haciéndome sentir cada vez más parte de sí y por un momento se detuvo abruptamente, creí que se iría pero en los próximos segundos comencé a sentir el roce de sogas con la piel de mis brazos, no existía mayor placer para el tacto de mi piel que ese roce. No debía hacer gran esfuerzo para lograr su cometido y en pocos segundos logró tenerme como sabe que me gusta.
Acarició mi cabello y luego lo tomó fuertemente tirando de él hacia atrás, acercando sus labios a los míos, jugando a tentarme con su aliento que deja mi piel ardiendo en donde se posa. Me soltó y sentí el impacto de su mano contra mi rostro, podía sentir como mi entrepierna se humedecía mientras me mordía el labio inferior. Deslizó su dedo por mis labios para luego sentir su mano en mi rostro nuevamente aumentando un poco más la fuerza con que lo hacía, esta vez decidió deslizar su mano a mi cuello, le pedía desde mis pensamientos que decidiera tomar mi cuello con fuerza y así lo hizo. Dejé escapar un pequeño gemido. Suavemente separó las sogas fuera de mí.
Deslizó sus manos a mis caderas y luego a mi entrepierna donde me rozó con sus dedos para luego abrir mis piernas con suavidad. Volvió a tocar mi entrepierna sobre mi ropa interior un poco más rápido que antes mientras besaba mi cuello y yo rasguñaba su espalda levemente. Descubrí que él ya no tenía prendas encima por lo que llevé mis dedos a mi boca para lamerlos y llevarlos a su miembro que ya se hallaba descubierto para mí. Comenzó a jadear mientras dejaba escapar pequeños gemidos en mi oído y yo no hacía más que arder en el deseo de que me hiciera suya. Se levantó al cabo de unos minutos y se sentó en la cama para colocarme luego en su regazo, acarició mis muslos y me propició un golpe en la parte alta de los mismos, me pidió que contara cada golpe en voz alta mientras me daba uno tras otro cada vez más fuerte hasta que gemí tanto que me tiró de mi cabello y me abofeteó para que siguiera contando. Con cada roce de su mano con mis glúteos que sentía me ponía cada vez más húmeda y él cada vez más duro.
Tiró de mi cabello para levantarme y me susurró que tenía una sorpresa por lo que me dejaría de píe durante un momento, oí la puerta abrirse y la presencia de otra persona más inundó la habitación. Se acercó a mí y me besó presionando su cuerpo contra el mío. Supe que era mujer al sentir sus pechos rozar los míos que ya había dejado al descubierto. Me quitó la venda. Él me tomó por el cabello cuando ella dejó de besarme e hizo que me arrodillara en el suelo al igual que ella, lo miré a los ojos con lujuria y él solo se mordió el labio, acercándose a nosotras. Ambas comenzamos a lamer su miembro, tomando turnos sobre quién lo tendría en su boca por escasos segundos y quién usaría sus manos para acariciarlo. Jamás había visto tanto deseo en él, me hacía desearlo más.
Al cabo de unos minutos, ella decidió pasearse por mi cuerpo hasta llegar a mi entrepierna donde comenzó a jugar con mi clítoris y a introducir dos de sus dedos dentro de mí mientras yo seguía lamiéndolo y llevando su miembro cada vez más profundo en mi garganta. Antes de llegar al orgasmo él decide tomarnos a ambas por el cabello hasta levantarnos y nos ordena que nos recostemos en la cama, ella comienza a turnarse entre tocar y lamer mis pezones gimo estando debajo de ella, me abofeteó. Con una de sus manos comenzó a acariciar mi clitoris y posterior comenzó a introducir de nuevo sus dedos yendo más profundo, cuando se colocó frente a mí nuevamente acaricié sus pechos y descendí hasta poder sentir su humedad, nuestros pechos se rozaban y ambas gemíamos fuertemente. Él quería observarnos hasta que el deseo fue tal que nos ordenó detenernos y se recostó en la cama. Quería sentirlo entero dentro de mí así que me coloqué sobre su miembro para follarme a mí misma mientras ella se sentaba en su rostro para que disfrutara de la excitación que le causaba.
Entonces él me pidió que me sentara frente a ellos, ella se encontraba sobre su miembro y comenzó a follarse mientras yo me tocaba a mí misma. Disfrutaba tanto verlos disfrutarse, él tomaba sus pechos y ella gemía cada vez más fuerte respondiendo a los movimientos que él hacía. Cuando estaba cerca de alcanzar el orgasmo se detuvo, se acercó a mí y me ató a la cama con las piernas totalmente abiertas, en esa posición comenzó a follarme hasta que pude sentir su líquido caliente dentro de mí y dejó escapar varios gemidos con mi nombre, luego de haber hecho que yo alcanzara dos orgasmos mientras saboreaba y sentía el orgasmo de ella en mi boca.
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